Viajar con los 5 sentidos. Abrazo un recuerdo, abrazo un árbol.

Home / Cultura / Viajar con los 5 sentidos. Abrazo un recuerdo, abrazo un árbol.
Viajar con los 5 sentidos. Abrazo un recuerdo, abrazo un árbol.

Dicen que los viajes tienen 3 momentos! cuando se planean, cuando se viven y cuando se recuerdan.

Los que llevamos el gen viajero en el alma, sabemos que HOY estamos viviendo ese 3er momento donde, paradójicamente, el recuerdo es presente. Revisitamos lo visto; utilizamos aquellas especias que compramos en algún shuk de Israel o Estambul y bañamos la casa de aroma; re encuadramos esas fotos para obtener mejores planos o, simplemente, cerramos los ojos estirando las manos para volver a vibrar en todos los entornos naturales que tuvimos el privilegio de atravesar, pisar, tocar.

Las redes sociales se van llenando de imágenes del mundo y, desde el recuerdo, la propuesta es viajar a través de los sentidos. Tal vez encontremos allí otras respuestas a lo que estamos viviendo juntos.

Abrazo un recuerdo, abrazo un árbol.

La relación entre los árboles del “Templo de las raíces” en Ankor, Camboya y la Selva Misionera en Argentina es sustancialmente opuesta; en la primera, las Higueras de las Ruinas abrazaron la arquitectura humana; en la segunda, una de las áreas de mayor biodiversidad argentina, sus distritos permiten nuestro paso por estrechos caminos húmedos, coloridos, claroscuros. En ambos casos la vegetación tuvo el mismo fin, la  búsqueda del sol, la luz como modo de subsistencia, el alimento.

Cerramos los ojos estirando las manos para volver

a vibrar en todos los entornos naturales

Ahora, desde casa, recuerdo claramente cuando abracé aquellas higueras y snetí la historia en sus texturas, en la resequedad de sus vueltas, en la torsión impuesta para abrazar lo ajeno. Años de crecimiento ante mis ojos. Cualquiera podría pensar que con siglos de evolución, pasando del hinduismo al budismo y sus diferentes ritos, estos árboles se habrían enfermado, habrían muerto. Pero no, al contrario, se adaptaron y acompañaron esa evolución al punto tal que Angkor Wat, Bayon y Ta Prohm, están colonizados por las enormes raíces de los spung (tetrameles nudiflora) o las higueras de las ruinas. Sí, ya sé, el espectáculo es ver cómo la arquitectura quedó envuelta entre gigantescas raíces. Equilibrio es la palabra.

La Selva Misionera ocupa casi toda la totalidad de la Provincia homónima de Argentina. Es imposible de pensar su diversidad desde la mano del hombre. La selva propiamente dicha está conformada por diversos laureles; palo rosa; palmito y variadas especies de tacuaras, el cedro, el guatambú, más el distrito de los pinos y los helechos de altura. Cualquiera podría volver a pensar que especies tan diversas, tan diferentes, con distintas formas de subsistir, se matarían entre sí, ganaría la más fuerte, la depredadora, la parásita eliminaría a quien la alimenta. Pero no, todas viven en total armonía, sabiendo quiénes llegarán primero al sol, quienes comerán de la tierra o quienes se alimentarán de otros. Equilibrio es la palabra.

Recorriendo estas imágenes, donde mis tiempos de viaje no alteró la realidad de sus geografías, puedo ver en el recuerdo y las distancias que la competencia por llegar; el compararme con el otro y tratar de ser lo que no soy; el tratar de visitar en los mismo lugares; el fastidiarme por la lluvia, el sol o tratar de manejar el clima, enferma mi esencia sin poder disfrutar el estar. El tiempo del recuerdo me muestra en 1ª persona esta lección de Ser y disfrutar lo que se és y saber que, seguramente, algunas cosas las puedo cambiar y otras forman parte de mi esencia. Desde el llano, el abedul sabe que nunca dará bananas, tal vez sea por eso que disfrutamos su sombra y no le reclamamos sus frutos.

Dejar una respuesta

Your email address will not be published.