El COVID-19 ha sacudido al mundo, y si bien es sabido que en algunos países aún no ha llegado al pico de contagio, muchos de nosotros ya estamos trabajando en el día después de mañana.
La crisis actual nos lleva a reflexionar sobre toda la cadena de provisión de servicios turísticos, un enemigo otrora invisible que ha detenido a una de las industrias más pujantes del planeta, y nos lleva a repensar su economía asociada en el corto, mediano y largo plazo.
Indudablemente, necesitaremos una fuerte coordinación del tándem público-privado, más preparación en gestión de riesgos, planes de emergencia turística y gestión compartida. En este escenario ha quedado claro que se requiere mayor diálogo. A la luz de los hechos, quedó en evidencia que no hay “llaneros solitarios” y que somos, literalmente, un ecosistema muy dinámico que necesitará de un trabajo mancomunado para reiniciar la recuperación en un futuro cercano de manera que las economías regionales más afectadas puedan mitigar los efectos de una próxima recesión económica.
Cuando la cuarentena haya terminado y el control de la crisis sanitaria se estabilice, las dinámicas de consumo (tal como las conocíamos) habrán desbaratado a un importante número de pymes turística, de servicios y de comercio complementarios. Sin temor a equivocarnos, los viajeros seguirán eligiendo a nuestro hermoso país; pero esto sucederá dentro de varios meses lo cual no solo destrozará el entramado productivo local sino que evidenciará el poder del consumidor/viajero y su nueva lógica de compra. El concepto de viaje de estadía para encerrarse caducó, la industria hotelera se verá fuertemente afectada, al igual que la industria de cruceros. Los grandes jugadores deberán reinventarse. El viajero que se aventurará en los primeros viajes post crisis no será el que cultor de quedarse encerrado. Son muy pocos los hoteles que actúan como atractores en sí mismos, ha llegado la era de los servicios en contacto con la naturaleza, las experiencias genuinas, los viajes de diseño y los paquetes flexibles.
En Argentina, el sector turístico representa el 10.3% del producto bruto interno | PIB según la (Asociación de Hoteles de Turismo, informe septiembre 2019) lo que nos convertía en el 4to complejo exportador detrás de la agricultura, los comodities, y la industria automotriz. Hoy tenemos la oportunidad de fortalecer a la economía nacional trayendo divisas a través de nuestra incomparable capacidad de prestar servicios en entornos naturales, de los que el país tiene un impresionante inventario. Estamos en condiciones de reescribir esta historia, sin egos, sin imposiciones, con acciones concretas.
Mientras se barajan medidas económicas es clave que las empresas de turismo trabajemos cooperadamente para recuperar la confianza de los viajeros e impulsar las economías locales post-crisis. Si las medidas de apoyo financiero son acertadas, podremos mantenernos en ritmo y preparar una temporada que, sin duda, será revitalizante para el comercio en general.
Son momentos críticos, lo sabemos. La Organización Mundial del Turismo prevé que si superamos la crisis, el crecimiento del sector será de -3% en comparación con el 2019. La súbita irrupción del COVID-19 ha impactado en el turismo de mundial, en el turismo receptivo y doméstico local, directamente. Hoy contabilizamos, en general, cancelaciones en más del 90% sin un horizonte claro de facturación.
Pero no debemos ser terminales, no es la primera crisis por la que pasa el sector; pero si podemos considerar que es la peor que hemos tenido. En Argentina hemos pasado por el 9/11, el virus SARS, la gripe H1N1, volcanes, sequías, dengue, y muchas más; y nos hemos recuperado. La situación que enfrentamos hoy es global, y esa es la diferencia principal ya que afecta tanto a receptivos como a emisivos. Hay que tratar de ver el panorama completo, el cóctel es perjudicial para el sector y para la economía toda. La coyuntura nos afectará al menos por 2 años, lo que nos obliga a reestructurar hoy la forma de llegar a los consumidores finales y a trabajar para contrarrestar los efectos desde nuevas perspectivas.
Como país tenemos una gran oportunidad por delante. El sector público debe trazar un plan a largo plazo junto al sector privado. Ya no hay lugar para lobos solitarios, el sector ha demostrado ser interdependiente. Debemos seguir informando a los consumidores y potenciales viajeros sobre la situación actual, las medidas que estamos tomando para mitigar el efecto COVID-19, y asistir a la cadena de provisión de servicios. Debemos canalizar estas comunicaciones en canales confiables, fortaleciendo a las instituciones intermedias que son las voces del empresariado y de los stakeholders; ya que, así como un viajero investiga hasta en 6 plataformas antes de realizar una reserva, hoy se fijará que acciones concretas ha tomado el gobierno para apoyar al empresariado, y viceversa.
La transparencia será fundamental para comunicar como estamos conteniendo la crisis, que medidas se están tomando, que facilidades se ofrecerán al turista y al potencial viajero. No se debe ocultar información con el objetivo de evitar cancelaciones, en momentos de crisis se debe ser transparente.
Como generadores de experiencias, los empresarios de turismo de naturaleza entendemos el trabajo interdependiente que tenemos por delante, y estamos dispuestos a trabajar con el estado y los grupos de interés. El trabajo cooperado con el Instituto de Promoción Turística de Argentina y las instituciones intermedias será clave para unificar el mensaje a enviar. Se debe seguir produciendo contenido de calidad, continuar trabajando en proyectos que potencien al sector y generen productos de calidad para ofertar en el mercado internacional.
A nivel local, las instituciones deben trabajar con los destinos para promocionar tácticamente destinos específicos para posicionarlos a través de redes sociales. Mantener a los viajeros motivados evitará que se sigan cancelando viajes y reservas y ayudará a reprogramar fechas de viaje.
Es importante aprovechar la crisis para mejorar como sector. En los próximos meses tendremos que acelerar medidas sanitarias y económicas para poner al sector en forma y transmitir confianza y tranquilidad al viajero. Nosotros, el empresariado, ya estamos pensando medidas y mecanismos para recuperar la confianza del viajero, restaurar la demanda y reposicionar el turismo de naturaleza. Esta es la forma de avanzar en este campo #hechosnopalabras
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